Este encuentro con especialistas en negocios e inversiones, tuvo como conferencistas de lujo a Jorge Castañeda y Javier Tello Díaz, analistas de larga trayectoria, además de Roberto Aguilar, Director Editorial de Forbes México.
En su intervención, resaltó el gobernador Durazo Montaño que gracias a las estrategias de atracción de inversiones puestas en marcha por su administración, Sonora se ha colocado en los primeros lugares a nivel nacional en materia de generación de empleos, con lo cual el estado se encamina a recuperar su liderazgo como entidad fronteriza,
El titular del Ejecutivo estatal enumeró los importantes proyectos que se desarrollarán en Sonora, como la modernización del puerto de Guaymas, así como la renovación de todos los puertos fronterizos, con lo cual se dinamizará la economía de la entidad.
“Es nuestra misión sexenal recuperar ese lugar estelar que la entidad solía ocupar entre los estados fronterizos a nivel nacional. Vamos por buen camino. Hemos logrado generar casi 24,000 nuevos empleos registrados ante el IMSS y se han recuperado todas las plazas laborales perdidas en la pandemia. Ello nos ha posicionado en estos meses en el séptimo lugar nacional en generación de empleos”, indicó.
Agregó que desde septiembre de 2021 se han concretado 24 proyectos de inversión en la entidad en distintos giros, que han traído consigo empleos bien remunerados, mientras que otros 38 proyectos en proceso de negociación estarán desarrollándose próximamente. “Estas inversiones por si solas, adicionales a los dos grandes proyectos de licuefacción que alcanzan cuatro mil millones de dólares de inversión en los próximos tres años, ascienden al orden de los mil 417 millones de dólares, y han generado ya más de nueve mil empleos. Así, paso a paso, vamos avanzando en ese camino de alianza y complemento entre gobierno y sector privado”.
Como vemos, cuando se trata de promocionar a la entidad, queda fuera de duda quién lo hace con la mejor información disponible.
SSSSSSSS… A nadie debió extrañarle que en la mañanera de ayer, el Presidente Andrés Manuel López Obrador haya sostenido que no cambiará su política de “abrazos, no balazos” en contra del crimen organizado y que, por enésima ocasión, haya culpado de la situación de violencia generalizada en todo el país a un mandatario que hace ya 10 años dejó el poder, cuando la delincuencia organizada viene ganando terreno desde hace ya bastante tiempo, favorecida por gobiernos pusilánimes y corruptos.
Además, esa es la tesitura de todos los hombres que han llegado a la Presidencia de la República y López Obrador no ha dado muestras de ser distinto a sus antecesores en ningún aspecto.
Que no lo conmuevan los más de 125 mil homicidios dolosos y las más de 110 mil desapariciones forzadas que se registran su administración, es razón suficiente para entender que las vidas de otros dos sacerdotes, no le merecen en lo más mínimo reconsiderar su política, cuya ineficacia está a la vista de todo el mundo. Literal: El mundo entero.
“No vamos a cambiar la estrategia, que sigan con sus campañas de desprestigio atacándonos con su prensa vendida o alquilada, porque solo si el pueblo, en un proceso electoral, decide que hay que cambiar y llegan gobiernos como los d antes, entonces sí, pero nosotros no llegamos aquí para seguir con lo mismo, no es más de lo mismo, somos completamente diferentes a Salinas, Zedillo, Calderón, a Fox, Peña Nieto (…) Vamos bien, lo podemos afirmar hasta con números”, puntualizó en su mañanera, después de la cual se fue a jugar un partidito de beisbol, como si no se estuviera cayendo el mundo.
Pero, de lo que estamos siendo testigos es que ahora sí, las muertes de esos dos sacerdotes, fue el acto cobarde que terminó por pegarle al avispero y quizá le descomponga el cuadro a López Obrador y su estrategia anti crimen de pacotilla.
La Iglesia ha reaccionado con todo su poder de comunicación y de convocatoria, lanzando una proclama a la población en la que afirma que los asesinatos ocurridos en la parroquia de Cerocahui es “la gota que derramó el vaso sobre la situación de violencia y muerte” que se vive en la República Mexicana.
¿Les faltará razón o estarán exagerando? Ya lo veremos más adelante.
Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), entrevistado en un prestigiado noticiero de radio, pidió al Gobierno de México reconsiderar la actual estrategia de seguridad. “Que se busquen, -y es lo que pedimos a las autoridades-, estrategias de seguridad más fuertes, porque las que se han llevado hasta ahora han fracasado. Es importantísimo reconocer esa realidad: si yo tengo cáncer y no lo reconozco o hago algo, ese cáncer habrá de avanzar, como habrá de avanzar la violencia si no se hace algo”, dijo.
En la parte medular de su mensaje, el prelado invitó a que haya una reconsideración de la estrategia, para nosotros que vivimos en los pueblos, que estamos en las calles, que somos testigos de tantísima violencia, algo no está funcionando y estamos invitando a reflexionar y tomar una nueva dirección” y observa: “Nadie que reconozca que se haya equivocado hace algo malo, al contrario, pone en evidencia una gran valentía para recomponer el camino”.
Es que la Conferencia del Episcopado Mexicano considera que “Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen… a los académicos e investigadores, a las denuncias de los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas.”
Y le dicen a López Obrador que “El crimen se ha extendido por todas partes, trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas (…) y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres”.
Al más alto nivel de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, al lamentar la muerte de dos de sus hermanos, señaló lacónico en una frase que encierra la verdad desnuda de lo que ocurre en este país, con niveles de violencia solo comparables con los de países africanos: “Muchos asesinatos en México; muchos asesinatos en México”.
Suponemos que esta postura valiente de la Iglesia Católica no es en contra de la Cuarta Transformación, como podría asegurarlo algún “calenturiento” adepto del Presidente López Obrador, sino que es un llamado a hacer conciencia sobre el dolor humano, la angustia, la tristeza, el temor a la inseguridad, el desasosiego del espíritu, la desintegración familiar, entre muchos efectos negativos, que está causando en nuestra sociedad mexicana la violencia de los criminales, que como nunca en la historia del país, en este sexenio gozan de la mayor impunidad.
La Iglesia Católica subrayó que “no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora”, lo que es un dardo envenenado a la política que ha sostenido López Obrador en todos los renglones.
“¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos. Ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al Gobierno federal y a los distintos niveles de autoridades (…) es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando”, refiere la CEM en su proclama.
Esa es la postura que deberían haber asumido los partidos políticos de oposición de manera más resuelta y no tan tibia y blandengue como lo han hecho hasta ahora, cuando critican la inseguridad rampante en el país. Pero, al parecer, sus dirigentes están más interesados en hacerle el juego al poder, que abanderar una de las principales causas, si no la que más, tiene sumidos en el descontento de millones de mexicanos.
Pero, pese a estos hechos, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó en claro la mañana de ayer en su diaria conferencia, que, no obstante estos asesinatos, “No cambiará su estrategia de seguridad; al contrario, este es el camino. Todo esto es el fruto podrido de una política de corrupción, de impunidad, que se implementó desde los tiempos de Felipe Calderón”, subrayó.
López Obrador tendrá que hacer acopio de su sabiduría como político, porque ya se movilizó la Iglesia Católica, esa milenaria maquinaria con una causa real, sensible, sin posturas ideológicas, ni partidistas, a la que no es tan fácil de etiquetar de intentos del “conservadurismo” por desprestigiar su régimen, solo porque viene del sector eclesiástico.
Seguro el coletazo del Gobierno Federal irá mucho más lejos que las declaraciones presidenciales en varias mañaneras. Ya lo veremos.
Lo que debe poner en alerta a los mandatarios estatales es lo dicho por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en el sentido de que, ante los ataques al Presidente López Obrador, los gobernadores deben asumir su responsabilidad en el combate al crimen.
Ojo con eso, porque es señal de que, en adelante, el Gobierno Federal los culpará (aún más) de cuanta violencia y homicidios sucedan en sus estados porque, como sabemos de sobra, “él nunca se equivoca”.