Archivo Confidencial
AÚN LE QUEDAN cuatro largos días para que deje de ser presidente y no deja de causar tormentas, por lo menos diplomáticas como ocurrió con negar al rey español su presencia en la toma de protesta como presidenta de México a Claudia Sheinbaum quien tuvo que salir al quite y justificar la pifia con aquello de que no había dado disculpas por lo ocurrido hace 500 años.
Incluso, apenas el lunes platicaron tanto el presidente español, Pedro Sánchez y la presidenta electa y lo que se dijeron no ha trascendido. https://n9.cl/m1vxy
De hecho, tal desprecio al rey ha sido promovido por algunos legisladores españoles de izquierda quienes aplaudieron la posición de Amlo-Claudia y tres de ellos fueron invitados a la toma de posesión. De allí en fuera esa negativa no es tema ni para la casa real https://n9.cl/r76az y tampoco para redes sociales de España. Si acaso lo han manejado algunos medios, pero porque es nota curiosa.
De allí en fuera hay una indiferencia total al acto protocolario de Sheinbaum de una España ubicada a nueve mil kilómetros de distancia. 12 horas en avión. Ah, y su rey, por esa idiosincrasia propia del español, es querido por la mayoría de la población ibérica, digo, como referente.
Sin embargo, no hay que olvidar, como dice el propio gobierno mexicano en sus páginas oficiales, que "España es un socio económico prioritario para México con potencial de expansión. En 2023, fue nuestro 11° mayor socio comercial global y el 2° entre los Estados miembros de la Unión Europea. Por su parte, España fue el 2° inversionista en México y el 1° de los países de la UE". https://n9.cl/4jng17
Apenas el pasado 10 de abril autoridades de ambos países andaban con abrazos y besos promocionándose como grandes hermanos. Claudia ya dijo que no van a romper relaciones. Es puro show, pues. La raza del Palo Verde diría que son pendejadas que sirven para gastar tinta y nada más.
No creo que el tema vaya a dictar la línea futura de la política exterior de México pero sí marca una tendencia de rencor, visceralidad de quien ya se va muy dado a tirar la piedra y esconder la mano, por ello no resultó raro que dijera que apoyaba a su presidenta en la posición expresada siendo que el origen del distanciamiento fue él mismo, quien por cierto, dicen esas lenguas viperinas que se quedará en palacio nacional hasta diciembre porque quiere arreglar su biblioteca.
Lo que si causa lástima es el desgaste que sufre la presidenta electa ante el mundo pues la dibuja como una títere del casi ex y no refleja su verdadera personalidad.
Aunado a ello es una vergüenza que se hayan invitado a 208 jefes de Estado y de Gobierno, como parte de una práctica protocolaria y hayan respondido hasta ayer, los gobiernos de Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, Dominicana, Guatemala, Ghana, Haití, Libia, Paraguay, Saharaui, Santa Lucía, la esposa de Biden y algunos funcionarios entre ellos el poderoso secretario de Seguridad Territorial, Alejandro Mayorkas, a quien se acusa de haber ejecutado la operación Zambada.
Putin y Maduro, acusados de sendos pecados capitales penales no vendrán, no vaya a ser el diablo y sean apresados en tierra azteca. Por cierto, tampoco invitaron a Perú pues encarcelaron al amigo obradorista, Pedro Castillo y por supuesto, tampoco al odiado Milei de Argentina.
Causa vergüenza ajena que, de esa invitación general no estarán gobernantes de Europa, Asia. Oceanía, África, Canadá, ni Israel, siendo el origen de la presidenta.
Lo penoso es que debió ser una transición tersa pero los protagonistas principales, Claudia-Amlo, se han encargado de hacerla ríspida, con sobresaltos, tal vez y como nos tienen acostumbrados, para generar cortinas de humo y quitar del foco de atención de hechos graves, como la dura manifestación por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa que lograron llegar al Senado y arrojar bombas tronadoras en el patio, área cercana donde se reúnen los legisladores.
Y eso que se supone que hay seguridad suficiente con vallas y cuidadas por policías desde hace días en varias calles de los alrededores del poder legislativo y ejecutivo. Faltan aún los enojados trabajadores del poder judicial más los que se sumen durante el transcurso de la semana. No será un acto protocolario tranquilo, parsimonioso y mucho menos podrán quitarse de encima el ojo avizor del mundo.
Claro que el mencionado cambio de poder ha bajado a las secretarías donde traen un buen desmadre pues hay algunos que no quieren dejar sus oficinas y otros se sienten molestos por la colocación de nuevos funcionarios que son incrustados por otros que se sienten más obradoristas que el mismo Peje.
Por cierto, qué ridículos se ven tanto ellos como ellas por sus despedidas en las que sueltan lágrimas. Carambas.
La ceremonia será el próximo martes primero de octubre, comenzará las nueve de la mañana y cerca de las once horas, la presidenta recibirá la banda presidencial. No dudo ni tantito que López Obrador ofrezca su última mañanera pues le gusta ser el muerto en el entierro, el novio en las bodas y así por el estilo. Sería el colmo.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de "CEO", Consultoría Especializada en Organizaciones...
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