Dado que el virus del papiloma humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más común en el mundo y la principal causa de distintos tipos de cáncer, es una gran noticia que después de 17 años de su introducción, hay “evidencias claras" de su eficacia no sólo en la protección a nivel personal sino también de que impulsa la "inmunidad de grupo”.
La investigación, encabezada por Jessica Kahn del Albert Einstein College of Medicine, indica que la introducción de la vacuna en entornos comunitarios “es muy eficaz” para proteger a las mujeres jóvenes de esa infección, incluidas las que no recibieron la vacuna.
Kahn comentó en un comunicado que es “alentador” que las vacunas contra el VPH “funcionan muy bien en la práctica”, incluso entre las mujeres con alto riesgo de contraer la infección y que pueden no haber recibido todas las dosis.
Añade que se observan “evidencias claras de inmunidad colectiva, lo que significa que, cuando se vacuna a un número suficiente de personas, esto protege indirectamente a las personas no vacunadas al reducir la transmisión general del virus”, dijo Khan.
La protección personal
Ciertamente, los ensayos clínicos ya habían demostrado que las vacunas contra el VPH confieren una fuerte protección contra la infección, pero el equipo quiso evaluar cómo funcionaba en entornos reales que incluyeran a mujeres jóvenes con un riesgo relativamente alto de contraer el virus del papiloma y con diferentes niveles de aceptación de la inmunización.
Por esta razón, la investigación, publicada este lunes en la edición pediátrica del Journal of the American Medical Association (JAMA Pediatrics), incluyó seis estudios en Estados Unidos con 2 mil 335 adolescentes y adultas jóvenes de entre 13 y 26 años, entre 2006 -justo antes de que estuviera disponible la primera vacuna- y 2023.
Muchas de las mujeres que participaron en el estudio informaron que tenían comportamientos sexuales que aumentaban el riesgo de contraer el VPH; por ejemplo, el 79% había tenido dos o más parejas sexuales masculinas y el 51% tenía antecedentes de al menos una infección de transmisión sexual.
Se consideró que las participantes estaban vacunadas si habían recibido, al menos una dosis de cualquiera de las vacunas contra el virus del papiloma humano disponibles: fuera la original bivalente, la tetravalente y/o la más reciente nonavalente, que protegen contra tipos distintos del VPH.
Durante 17 años, las tasas de vacunación crecieron del cero al 82 %. A medida que aumentó la cobertura, las tasas de infección por el VPH disminuyeron notablemente entre las participantes vacunandas.
“Estos resultados demuestran que las vacunas contra el VPH son muy eficaces fuera de los ensayos controlados y podrían reducir drásticamente las tasas de cáncer de cuello uterino y otros cánceres causados por el VPH, incluidos genitales, de cabeza y cuello”, destacó Kahn.
Además, el análisis revela que esas reducciones “se debieron principalmente a la introducción de la vacuna y no a cambios en el comportamiento sexual u otros factores”, afirmó Aislinn DeSieghardt, otra de las coautoras del reporte de investigación.
Epílogo de inmunidad de grupo
La investigación también encontró pruebas sólidas de inmunidad de grupo o colectiva, pues entre las mujeres no vacunadas las infecciones por los tipos de VPH cubiertos por la vacuna bivalente disminuyeron en un 71.6% y un 75.8% para la tetravalente.
Aunque aún no se dispone de datos suficientes para confirmar la protección colectiva de la vacuna nonavalente, que fue introducida más recientemente, los resultados “son prometedores”, señaló la Escuela de Medicina Albert Einstein en un comunicado.